Es utilizada para aumentar la precepción y también delata nuestro estado de ánimo, así mismo como el del ambiente que nos rodea. Para este fin, es necesario que esté en contacto con nuestro cuerpo.
Tal vez es la única piedra capaz de captar los estados de ánimo de las personas y las energías que impregnan un ambiente, y manifestarlo cambiando ligeramente de matices. Si la energía que desprende la persona con la que está en contacto es positiva, la piedra de la luna siempre muestra tonalidades azules o violetas mucho más intensas, con más luminosidad y viveza. Si la energía que desprende la persona es negativa, la piedra de la luna pierde su brillo intenso y su luminosidad, y se oscurece hasta adoptar tonalidades más grises o pardas.
De esta manera, detecta nuestra energía, nuestra luz interior, nuestra luminosidad como personas. Cuando mayor es el resplandor azulado o violeta de la adularia, mayor es la energía positiva que desprende la persona con la que está en contacto. Lo mismo sucede con los ambientes. La adularia es capaz de cambiar de tonalidad y luminosidad dependiendo del ambiente en el que se encuentre. A mayor energía positiva del entorno, mayor luminosidad y colorido.
También es ideal para aquellas personas que son excesivamente activas y no encuentran el modo de descansar. Por esto mismo es un cristal fabuloso para conseguir dormir bien, y si bien no ayuda con los diálogos torturantes de antes de ir a dormir, si nos permite tomar una actitud más relajada y mucho más serena.
En algunos lugares se la denomina Piedra de la Madre Tierra, porque protege contra la esterilidad y las dificultades del parto, haciendo que las mujeres sean fértiles y los nacimientos felices.
Su correspondencia astrológica es con el signo de cáncer. Se le considera una piedra del amor, pues posee las virtudes de proteger el amor e inspirar las pasiones tiernas. Tiene mayor fuerza cuando es llevaba por personas cuyo signo solar, signo lunar o ascendente es el de cáncer.
Para poder cargarla hay que limpiarla en agua, sin sal, dejándola un buen rato en reposo bajo el agua, y luego exponiéndola bajo la luz de la luna llena.
EDICION SEPTIEMBRE 2007
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